miércoles, 23 de marzo de 2011

Mis bodas de oro con la vida



No es mía la expresión. La deslizó en un correo una amiga muy querida

Es tan exactamente bella que, al oírla y al decirla, me emociona.
Como si me acariciara la conciencia de las cosas, alumbrándolas de una luz nueva y gozosa.


Poder y virtud del lenguaje: hacernos estremecer al revelarnos visiones nuevas.

“Qué alegría vivir sintiéndose vivida (y viva)…”

Bendita fidelidad la de la vida conmigo, la mía con la vida.

Llevamos juntas medio siglo, abrazadas cada día (con alguna que otra riña, claro)


Sé que un día todo esto terminará y ya no asistiré maravillada al espectaculo de la belleza
posándose sobre
las cosas
, declinando el mundo en un nuevo lenguaje.


Cuidémonos, hasta entonces.


Sigamos pintando los días con lápices de colores.


“Gracias a la vida que me da tanto…”


ODA A LA EDAD


Yo no creo en la edad.

Todos los viejos
llevan
en los ojos
un niño,
y los niños
a veces
nos observan
como ancianos profundos.

Mediremos
la vida
por metros o kilómetros
o meses?
Tanto desde que naces?
Cuanto
debes andar
hasta que
como todos
en vez de caminarla por encima
descansemos, debajo de la tierra?

Al hombre, a la mujer
que consumaron
acciones, bondad, fuerza,
cólera, amor, ternura,
a los que verdaderamente
vivos
florecieron
y en su naturaleza maduraron,
no acerquemos nosotros
la medida
del tiempo
que tal vez
es otra cosa, un manto
mineral, un ave
planetaria, una flor,
otra cosa tal vez,
pero no una medida.

Tiempo, metal
o pájaro, flor
de largo pecíolo,
extiéndete
a lo largo
de los hombres,
florécelos
y lávalos
con
agua
abierta
o con sol escondido.
Te proclamo
camino
y no mortaja,
escala
pura
con peldaños
de aire,
traje sinceramente
renovado
por longitudinales
primaveras.

Ahora,
tiempo, te enrollo,
te deposito en mi
caja silvestre
y me voy a pescar
con tu hilo largo
los peces de la aurora!

Pablo Neruda
--

1 comentario:

Matilde dijo...

Te mando mil deseos de seguir viviéndote